Los Conventillos y el Lunfardo
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El Lunfardo
Es una de las características más notables del habla de los habitantes de Buenos Aires.Es común asociar su uso a las letras del tango. Pero, aunque sus orígenes son muy cercanos, no son fenómenos asimilables.
El lunfardo no puede considerarse un idioma, ni un dialecto, ni una jerga, es en realidad un vocabulario compuesto por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposición al habla general. No se puede decir que sea un idioma porque carece de sintaxis y gramática propias.
Quien emplea palabras lunfardos, piensa en español, usa las estructuras y la gramática castellanas y, luego, reemplaza una o más de esas palabras por sus sinónimos lunfardos.
Aquí tenemos una muestra de locuciones adverbiales y expresiones típicas del lunfardo:
- A la marchanta: como venga, sin planes ni preparaciones, al azar.
- A la bartola: sin esmero, como salga.
- Al voleo: sin rumbo fijo, elección sin selección detenida, indiscriminada.
- A la romana (derivado del equilibrio señalado por el «fiel» -aguja- de la libra o balanza romana) : por partes iguales.
- A la guarda: al por mayor, en gran escala.
- Al divino botón: sin motivo.
- Al cuete (cohete): de balde, inútilmente.
- A los ponchazos: en forma desordenada.
- Al contado rabioso: en efectivo.
- A la violeta: desocupado.
- Al bardo: inútilmente, sin orden, sin razón.
- De cotelete (observar como al mirar disimuladamente de costado, es decir no de frente no dando explícitamente la expresión ).
En las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del siglo XX (aproximadamente entre 1875 y 1914), una gran inmigración europea llegó a la Argentina,y buena parte de ella se asentó en la creciente ciudad de Buenos Aires, especialmente, en sus arrabales o en conventillos, donde tenían como vecinos a integrantes de las clases bajas locales.
El mayor número de extranjeros provenía de Italia y España, pese a que había inmigrantes de todas partes de Europa. Cada uno llegaba con su idioma y, mientras aprendía dificultosamente el castellano, entraba en contacto con otros inmigrantes que manejaban distintos idiomas y, aún, dialectos dentro del suyo propio.
La necesidad de comunicación y la contaminación inevitable fueron haciendo que varias palabras extranjeras (muchas de ellas deformadas) fueran incorporadas al habla corriente junto con el castellano.
A medida que los recién llegados fueron puliendo su uso del idioma, el lunfardo pasó a usarse intencionalmente como una forma de hablar en código en ciertos ambientes. Uno de ellos fue la delincuencia, en las cárceles los reos hablaban con palabras lunfardos para no ser entendidos por los carceleros. Otro ámbito interesante para el lunfardo fue el que marcó su relación con el tango, es decir, el prostíbulo. En estos lugares, algunas de las coplas obscenas en las canciones empezaron a ser reemplazadas con palabras lunfardos referidas al sexo y su diseminación fue casi inmediata. Con los años y la popularización del tango, el lunfardo fue extendiéndose por todas las clases sociales, y cierto periodismo popular hasta lo que se conoce hoy día.
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