Proyecto colaborativo internacional sobre los movimientos migratorios a lo largo del s. XIX y XX entre Argentina y España. Colegio Norbridge (Buenos Aires) – IES de Sabón (Arteixo)
En la actualidad, desde 1986 se llama Casa de Cultura de Carril, donde está la biblioteca y la sede de la asociación de la mujer situada en el ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa en la provincia de Pontevedra .
Andrés Fernández García, filántropo de la villa de Carril, deja un legado en su testamento para la creación de una escuela gratuita para los niños y niñas da la parroquia de Carril. Para habilitar esta escuela dona dos casas de su propiedad, situadas una al lado de la otra.
Originalmente el recinto escolar ocupaba una parcela de 12 000 metros cuadrados, que incluía, ademas dos edificios, una huerta de 500 metros cuadrados y un gran patio. En este patio posterior se conserva un monumento funerario, con forma de hurna sobre unas columnas, y como ornamento unos pináculos y diversas molduras con una inscripción.
La escuela tenia dos plantas,con una planta irregular adaptada al terreno en pendiente donde fue construida. Estaba hecha en cachotería irregular. En la planta baja estaba situada la aula para los niños,y en la primera la de las niñas.
Andrés Fernández García nacido en Vilagarcía de Arousa natural del antiguo ayuntamiento de Carril, no fue emigrante, aunque hizo fortuna con el dinero de los emigrantes, como dueño jestor de varias compañías navieras existentes en la villa. Esta localidad fue uno de los puertos principales de salida para América durante buena parte del século XIX. Fue socio de varios consignatarios, como Francisco Piñeiro y José Benito Abalo, y propietario de varios barcos que hacían transporte de emigrantes al otro lado del mar.
En 1841 llegó a ser alcalde. El 29 de mayo de 1847 hizo el testamento sin descendientes dono gran parte de sus bienes a beneficio de Carril.
Andrés Fernández murió en el 1851, cedió una casa de su propiedad para que se fundase la escuela y viviese el maestro
Dejó 600 ducados para pagar el sueldo de un médico cirujano, que debía atender a los vecinos y que no podía cobrarles a los niños de Carril ni a los que vivían en el lugar de Trabanca Sardiñeira.