Proyecto colaborativo internacional sobre los movimientos migratorios a lo largo del s. XIX y XX entre Argentina y España. Colegio Norbridge (Buenos Aires) – IES de Sabón (Arteixo)
Un documento imprescindible para todo emigrante que quisiese entrar en Argentina era el CERTIFICADO de no tener asuntos penales ni antecedentes delictivos, de lo contrario la aventura americana se acababa para él.
Todo emigrante español debía acudir al Consulado de España en Buenos Aires para registrarse en él y así obtener la Cédula de Nacionalidad que le permitiría trabajar en Argentina.
Sin este Pasaporte debidamente cumplimentado, el emigrante no podía salir de nuestro país ni ingresar legalmente en el país de acogida.
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Para su validez, debía constar con una foto del emigrante, el sello del Ayuntamiento donde estuviese empadronado así como el sello de admisión como inmigrante por parte del país receptor.
Se hacía constar el país al que se quería emigrar, la profesión, el estado civil, el lugar de nacimiento, si sabía leer y escribir…o cualquier otra circunstancia o característica especial, por ejemplo si le acompañaba su familia o si tenía parientes o conocidos en el país de llegada.
Se describían las características físicas el emigrante, la firma de dos testigos con la firma del alcalde del Ayuntamiento, y los antecedentes penales o procesamientos judiciales.
Visado del Consulado de la República de Argentina y la conformidad de la Oficina de Inmigración por la que se permitía la salida de España y la admisión en Argentina.
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Cheques bancarios del Banco Español del Río de la Plata (1928) y del Banco Nacional de la Argentina (1930).
Estos documentos monetarios eran el vehículo habitual por el cual nuestros emigrantes enviaban «vía marítima» sus ganancias en ultramar a sus familiares en España.
Fuentes Consultadas:
http://www.pradaweb.es/emigrante.html
http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-13222236.html