IDEARIO DE DOÑA EMILIA: LA CUESTIÓN DEL MATRIMONIO EN LA ESPAÑA DEL XIX

 

La Tribuna, fue una novela que causó un gran escándalo en la sociedad de la época hasta tal punto que su marido, mediatizado por la situación, le exigió que cesara de escribir y que se retractase públicamente de sus escritos; no lo hizo, y un año más tarde decidió separarse amistosamente  y  emanciparse de su esposo, algo impensable para la época. Corría el año 1884. El matrimonio duró 14 años.

 En cuanto al matrimonio, Pardo Bazán expresa sus ideas en el prólogo de la obra traducida al español La esclavitud femenina de John Stuart Mill ((Londres, 1806-Aviñón, Francia, 1873) Economista, lógico y filósofo británico.

 Para ella resulta importante la compenetración del hombre y la mujer en el matrimonio. Ella pide que la relación sea no sólo sexual sino intelectual. No renunció a su ideario conservador y católico,  aunque admitía el darwinismo ideario a los que se enfrentaba la Iglesia. (Teoría del naturalista inglés Charles Darwin, que propone la evolución de las especies por una selección natural de los individuos mejor adaptados debida a la lucha por la existencia y que se trasmite por herencia)

 Nunca llegó a divorciarse de su marido José Quiroga, pero llegó a tener una buena relación personal con él hasta su muerte, lo que nos da una idea de lo avanzado del pensamiento y conducta de esta mujer.

 Pasado un tiempo conoció a Benito Pérez Galdós, también unido al Naturalismo, con el que inició una relación amorosa, que durará más de veinte años. De esta relación se guarda una interesantísima correspondencia trufada de celos, desencuentros y pasión.

 Sin embargo la relación de la pareja se vio empañada por la infidelidad de doña Emilia con una relación fugaz con Lázaro Galdiano  y los devaneos de don Benito que era un solterón empedernido. La relación se quebró definitivamente cuando Galdós tuvo una hija ilegítima con Lorenza Cobián, María Pérez Galdós Cobián.

 A pesar de todas estas tormentas sentimentales, estos dos grandes monstruos de la literatura española fueron hasta el final buenos amigos y se respetaron y admiraron mutuamente. Don Benito, a pesar de las continuas críticas que se le hacían a Emilia, jamás participó de ellas y nunca se interpuso entre ella y sus ambiciones y reclamaciones como mujer e intelectual.