“Un tesoro de mujeres excepcionales nos ha legado la cultura griega. El dolor, la fidelidad, la justicia, la alegría, la belleza, la amistad, la bondad, llenan las páginas de la épica o la tragedia. Esos sentimientos ideales los encarnan personajes femeninos que han llegado vivos hasta nuestros días como Ifigenia, Helena, Creusa, Calipso, Fedra, Danae, Antígona, Penélope, Electra, Nausicaa, Dafne, Casandra”. E. LLedó
» ¡Hermano mío!, te he honrado más que a nadie, aunque a los ojos de Creonte haya cometido un crimen y realizado una acción inaudita. Y ahora, con las manos atadas, me arrastran al suplicio sin haber conocido el himeneo, sin haber gustado de las felicidades del matrimonio ni de las de criar hijos. «
Sófocles: Antígona
Me dispongo a hablar sobre Antígona como una mujer víctima que fue. Para ello procedo a contar su mito, que es el siguiente:
Antígona era hija del rey de Tebas Edipo, y de su madre Yocasta. El dramaturgo griego Sófocles reflejó la historia en sus obras Edipo rey y Antígona. Cuando Edipo se percató de que había matado a su padre accidentalmente y se había casado con su madre decidió sacarse los ojos. Fue expulsado de Tebas, mientras que Yocasta se suicidó. Creón, tío de Edipo, pasó a tener el poder en Tebas, si bien poco después los hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices, se hicieron con el poder. Mientras tanto, Antígona acompañó a Edipo en su destierro por Grecia como un penitente ciego. Finalmente, el rey Teseo de Atenas le concedió asilo y protección y fue allí donde encontró la tranquilidad que buscaba para poder morir en paz. Antes de que esto ocurriese, su segunda hija, Ismene, llegó con una noticia de que Eteocles había expulsado a Polinices para así poder convertirse en único rey de Tebas. Tenía el apoyo de Creón, que incluso dirigió a su ejército hasta Atenas para capturar a Antígona e Ismene. Después de la intervención de Teseo, Creón cambió de opinión y las dos hermanas regresaron a Tebas voluntariamente. Afrodita, que era la diosa del amor, nació de la espuma del mar y se alojó en la isla de Citera. La paloma estaba dedicada a ella. En ese momento, Polinices y sus seguidores habían iniciado una batalla contra su propia ciudad, muriendo poco después en un duelo con Eteocles, que también perdió la vida. Creón pudo recuperar el poder y enterró a Eteocles con honores de rey, olvidándose de Polinices y dejándole a las afueras de la ciudad, esto era una humillación para cualquier griego. Incluso prohibió que se le enterrase bajo pena de muerte, pero Antígona desafió al rey y arrojó tres puñados de tierra sobre su cadáver de manera que era un hecho simbólico. Entonces Creón la hizo que se le arrestara y la condenó a muerte, aunque para evitar ser acusado de provocar la muerte de un pariente ordenó que se la encerrase en una cueva con comida y bebida, aunque moriría finalmente.
Poco después, el profeta Tiresias le pidió a Creón que enterrase a Polinices y liberase a Antígona, y el rey, siguió su consejo. Al descubrir la cueva vieron que se había ahorcado, lo que provocó el suicidio de la mujer de Creón y de su hijo Hemón que prometido en matrimonio a Antígona, había suplicado a su padre por su liberación. Hay varias versiones sobre este mito, pero en todas se describe a Antígona como una mujer valiente, dentro de una familia la cual estaba marcada por la tragedia.