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Trabajo Interdepartamental por Proyectos del aula de Educación Secundaria de Adultos. “No se educa a la mujer sino que se la doma…Cuando se cambie esto, la humanidad entera evolucionará.” Doña Emilia Pardo Bazán

LAS DIFERENCIAS EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS FRENTE A LAS HIJAS

Foto en Dominio Público

Foto en Dominio Público

En la novela Morriña doña Emilia refleja la desigualdad en la educación de los hijos ya desde pequeños por sus propias madres, perpetuando así las desigualdades y asegurando por décadas la marginación y la situación de inferioridad de las mujeres.

Doña  Aurora, se trata de un personaje centrado en la maternidad, en torno a la cual gira su existencia; su único hijo reúne todas sus aspiraciones, vive con él y para él. Doña Emilia  nutre con su experiencia este personaje y a lo largo de la novela Aparecerán  toques de atención hacia la educación de los hijos e hijas.

Mientras que el hijo, Rogelio estudia en la Universidad Central de San Bernardo, en la calle Ancha, enfrente de donde tiene el domicilio familiar, (no olvidemos el guiño que supone ya que la condesa vivía en esta calle durante sus estancias en Madrid), el personaje de la sobrina de Doña Rita, sirve para exponer la educación dedicada a las chicas; una educación doméstica, con nociones de música y francés.

Expulsada del gabinete para que no oiga la historia del origen de esclavitud, la joven espía tras la cortina entrenándose en el arte de la ocultación tan propio de las mujeres de su época, no en vano tenemos refranes y multitud de elementos que recuerdan la proverbial curiosidad de las mujeres.

En otro momento de la narración la autora hace la siguiente reflexión: “En toda mujer, en la más sencilla y franca, hay un polizonte en germen; los hábitos de disimulo contraídos desde la niñez les hacen fácil el oficio” (p. 519).

Las relaciones madre e hijo pueden ser un trasunto de las de la autora con su hijo primogénito, Jaime, que a pesar de ser más joven que Rogelio, ya que había nacido en 1876 y por lo tanto tenía trece años cuando la autora escribe la novela, guarda ciertos rasgos de semejanza con el personaje. A menudo Pardo Bazán se refiere en su relación epistolar con los que tiene mayor confianza, Galdós y Lázaro Galdiano, a su hijo Jaime y advierte su débil constitución y su preocupación por su frágil contextura y afecciones frecuentes. 

Este muchacho le dará muchos disgustos y pocas satisfacciones a la escritora, no parece que nunca hiciese nada de provecho y aún incluso se nos habla de él como un poco tarambana y señorito.

Su muerte fue trágica , asesinado junto con su joven hijo en los asesinatos de la calle Goya al comienzo de la guerra civil por milicianos.

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