Trabajo Interdepartamental por Proyectos del aula de Educación Secundaria de Adultos. “No se educa a la mujer sino que se la doma…Cuando se cambie esto, la humanidad entera evolucionará.” Doña Emilia Pardo Bazán
En Una cristina-La prueba aparecen varios modelos de mujer: uno, lo conforman las hijas de la familia clásica española, que no trabajan y que sólo hablan de amor, mujeres de las que hay que huir, según señalan al comienzo de la novela dos de los personajes masculinos más destacados.
Frente a este, se nos muestra de forma más escueta el modelo de la ‘mujer del porvenir’, representado por una inglesita que sabe hablar de literatura, ciencia y religión, y que trabaja dando clases.
El tercer tipo lo personifica Carmen, ideal de mujer cristiana, de auténtica belleza y fortaleza moral, así como prototipo de perfección femenina.
Uno de los personajes masculinos, Luis Portal, le dice a su amigo: “No prefiero tal clase de mujer, sino que estoy por la otra, la del pasado, la que por espacio de diecinueve siglos ha venido siendo el ideal de la humanidad;(La prueba: 69).
Pardo Bazán negaba que el papel de las mujeres fuese, en exclusiva, el relativo a las funciones reproductivas de la especie, puesto que “tal rol asignado determinaba y limitaba su actividad humana, quitaba a su destino toda significación individual, y situaba a las mujeres a merced del destino que el varón quisiera imponerle”.
En su opinión, ello convertía el destino de las mujeres en un “destino relativo”, » el fin de sus vidas no era la dignidad y la felicidad propias, sino la ajena: la del esposo, hijos, padre, hermano o la de la entidad abstracta del género masculino «(La Vida Contemporánea, enero ,1892).